¡Ya estamos en Halloween! Desde hace unos años, esta festividad se ha convertido en fundamental para niños de todas las edades, pero es verdad que a veces es complicado encontrar planes para hacer con los más pequeños que aún no tienen edad para salir o que aún son más sensibles a los sustos típicos de esta fiesta. Esto no significa que se tengan que quedar sin celebrar Halloween, así que, desde Mr.Bebé proponemos una de las actividades más divertidas y enriquecedoras que se pueden hacer en familia: cocinar.
Cocinar en familia tiene grandes beneficios. El primero, y el más importante es que fortalece la unidad familiar, ya que se crea un espacio de comunidad y de diversión. donde el trabajo de todos juntos construye algo único. Además, para los niños, que siempre están haciendo preguntas y queriendo probar cosas nuevas, no hay nada mejor que la cocina, donde podéis guiarles en el descubrimiento de un mundo de sabores y colores que no conoce aún. Y, sobre todo, lo más bonito de la cocina es ver cómo de la nada, de cosas totalmente separadas, se crea algo con paciencia, esfuerzo y cariño: no hay nada mejor que mirar el horno mientras las galletas crecen.
Sabiendo, no solo esto, sino también, el gusto de los niños por el dulce; nos hemos decantado por unas recetas de repostería que, además de fáciles, son divertidas y saludables. Y seguro que os ayudarán a pasar una tarde inolvidable.
Galletas
Para hacer unas divertidas galletas de Halloween no hay más que hacer una buena masa de galleta y luego, recubrirla con fondant, que, además, podéis adornar como queráis. Para la masa de galleta, se puede coger una masa simple de mantequilla. Esto es ideal porque no quedarán unas galletas duras, sino una masa blanda que se adapta mejor a las necesidades de los niños; además, los ingredientes para prepararlas están al alcance de cualquiera.
Ingredientes:
- 1 huevo
- 175 gramos de harina
- Media cucharilla pequeña de esencia de vainilla
- Media cucharilla pequeña de levadura química (Royal)
- 50 gramos de mantequilla
- 100 gramos de azúcar
Si queremos darle un giro saludable a este postre, siempre podemos sustituir el azúcar por Stevia, pero con cuidado, porque endulza mucho más. Y, si queréis usar la esencia de vainilla, incorporar ralladura de limón o de naranja siempre es una gran opción (pero vigilando no rallar la parte blanca, porque amarga)
Para empezar con la receta, en un recipiente, se mezcla la mantequilla con el azúcar hasta que forme una masa muy cremosa. Para que no sea muy difícil, recomendamos calentar un poco la mantequilla y no echarla directamente fría porque estará muy dura. Aún así este es un proceso complicado para los niños porque se necesita fuerza, así que siempre pueden ocuparse de medir las cantidades. Tras eso, se añade el huevo y la esencia de la vainilla hasta que se integren por completo y se aparta ese recipiente.
En otro bol, se tamiza la harina (se pasa por un colador para que quede muy fina) y se une a la levadura química. Una vez hecho esto, se añade al recipiente de la masa y se integra de nuevo. El instrumento ideal para hacer esto es una espátula, pero siempre es divertido hacerlo con las manos, además, así, los niños también pueden disfrutar de una parte del cocinado. Cuando esté todo bien integrado, la idea es dividirla en pequeñas bolas y guardarlas en la nevera durante media hora. Es importante que, en este momento, la masa esté bien compacta. Si no lo está, podremos añadir un poco más de harina hasta que tenga la textura deseada.
Pasado este tiempo, ya se puede empezar a trabajar la masa. Es importante extenderla sobre harina en una superficie plana con un rodillo. El grosor puede variar, pero si quedan demasiado gruesas, el centro puede quedarse crudo durante la cocción. Además, hay que tener en cuenta que las galletas, gracias a la levadura, suben, así que no os preocupéis si tienen un aspecto frágil o demasiado fino. Una vez que la masa está extendida, hay que cortarla con ayuda de un molde o un cuchillo. Ya que estamos en Halloween, podemos intentar hacer formas con esta temática con el cuchillo o, más sencillo, comprar moldes de figuras como calabazas, gatos o murciélagos. Esta segunda opción nos ayudará si queremos utilizar fondant para recubrirlas.
Una vez las galletas estén cortadas, hay que colocarlas en una bandeja de horno forrada con papel vegetal y hornearlas durante 15 minutos a 180ºC con calor arriba y abajo. Es importante vigilar el horno por si necesitan un poco más o un poco menos de tiempo. La idea es que tengan un tono dorado, aunque siempre puedes cortar una para asegurarte de que están bien hechas por dentro. También es importante haber pre calentado el horno para que, cuando metamos las galletas, el horno esté a una temperatura estable.
Mientras las galletas se hornean, podemos ocuparnos del fondant. El fondant es una pasta de azúcar y agua que se utiliza en la decoración de pasteles. Se puede comprar en cualquier tienda de repostería, pero también en grandes superficies como Carrefour o Alcampo. La ventaja de este material es que es muy fácil de manejar, incluso para niños, además, con sus colores llamativos, seguro que les llamará la atención.
Lo único que hay que hacer es amasarlo hasta que quede una lámina fina y cortar la misma forma de las galletas (como hemos dicho, con molde es más fácil). Con el fondant, el único límite es la imaginación del niño, porque hay infinitas formas que se pueden hacer. Cuando las galletas hayan salido del horno y se enfríen (esto es muy importante), se humedecen un poco con agua y se pega el fondant encima. Y con eso y un bizcocho, ya tenemos nuestras galletas de Halloween conseguidas.
Magdalenas
Como hemos dicho, la idea de estas recetas no es solo que sean divertidas, sino también saludables y, por ello, hemos decidido incluir una receta con un producto que, últimamente, se está haciendo muy popular en repostería: la harina de algarroba. Esta se consigue deshidratando, tostando y, luego, moliendo semillas de algarrobo. El resultado es una harina de sabor dulce que, muchas veces, se utiliza como sustituto del cacao en polvo. Además, el algarrobo es un árbol que crece naturalmente en la cuenca del Mediterráneo, así que, además de dar un resultado increíble, estamos consumiendo producto de cercanía. Esta se puede comprar o bien por internet, o bien en Carrefour o Alcampo.
Ingredientes
- 4 huevos
- 100 g de azúcar
- 100 ml de aceite oliva virgen extra
- 50 ml de leche (puede ser de almendras, que le aporta dulzor también)
- 140 g de harina
- 30 g de harina de algarroba
- ½ cucharilla pequeña de sal
- 1 cucharada de levadura química (Royal)
Para esta receta también es muy importante tener moldes y papeles de magdalenas. Aunque si no tenéis papel de magdalenas no os preocupéis, podéis engrasar el molde con mantequilla y enharinarlo para que las magdalenas no se peguen.
En un recipiente grande, batiremos primero los huevos para después ir añadiendo el azúcar hasta que se disuelva. Cuando esté todo bien integrado, añadiremos el aceite de oliva y la leche de almendras. Como todas estas sustancias son o bien líquidas, o bien compuestas de pequeños granos, no debería haber ningún problema para los más pequeños de la casa (aunque siempre con cuidado). También se puede hacer directamente con la batidora.
Tras esto, añadiremos la harina normal y la de algarroba previamente tamizadas; que, como hemos dicho antes, es, simplemente, pasarlas por un colador para evitar los grumos en nuestra masa. También echaremos la sal y la levadura hasta que estén todos los ingredientes bien integrados. Una vez tengamos una masa homogénea, la dejaremos reposar unos quince minutos.
En un molde, con los papeles de magdalenas previamente colocados, echaremos la masa hasta llenar ¾ de su capacidad(recordad que la masa irá subiendo en el horno). Y lo único que queda es meterlas en el horno, precalentado a 180ºC durante 15 minutos.
Mientras se hornean podemos preparar la decoración. Podemos utilizar diferentes técnicas. La primera es sin duda la más fácil, podéis recortar en una cartulina figuras de Halloween como fantasmas o calabazas, colocarlas encima de las magdalenas cuando ya estén fuera del horno y espolvorear azúcar glas para que se quede la forma de la figura. Es una forma fácil y rápida de darle un toque divertido a las galletas; aunque es muy importante que las magdalenas no estén calientes, porque si no, estropeará la decoración. La segunda opción es el fondant, como hemos dicho con las galletas. La técnica consistiría en, sobre una lámina de fondant previamente estirada, recortar un círculo igual de grande que la magdalena para que sirva de fondo y, sobre él, ya podéis poner la forma que queráis (que podéis recortar con un molde o con un cuchillo. Como con las galletas, pegaremos el fondant con unas gotitas de agua; esto también sirve para pegar las capaz de fondant entre ellas.
Es importante ir vigilando el horno y sacar las magdalenas cuando veamos que ya han subido. El color resultante debería ser un tono parecido al del cacao. Cuando las saquemos, las dejaremos reposar unos minutos, et voila! Ya tenemos unas magdalenas ricas, saludables y muy divertidas.